Héctor Miranda

La presente entrada es un extracto del artículo publicado por José Mª Fernández Díaz-Formentí en
formentinatura.wordpress.com.

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Héctor García Miranda fue un músico, pintor y artista argentino, fundador y director del grupo musical Los Calchakis. Nació el 7 de octubre de 1930 en la provincia de Buenos Aires.

Al acabar Primaria, el profesor de dibujo y publicista Aníbal Zorzoni se ofreció a tomarle como alumno, a la par que le amplió los horizontes musicales y le introdujo en la música clásica y folklórica. Este profesor consiguió además que una agencia de publicidad del centro de Buenos Aires aceptase a H. Miranda como aprendiz, cuando tenía 14 años. Su trabajo consistía en hacer bocetos de los muebles que las mueblerías iban a anunciar, aunque pronto fue contratado por otra agencia publicitaria donde se profesionalizó.

1949

"Banda de sikuris" premiada en 1954
Durante tres años, al terminar su jornada laboral, H. Miranda acudía a las clases nocturnas de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Continuó sus estudios de forma similar cuatro años más en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Puyrredón, donde obtuvo su diploma de profesor de dibujo y grabado en 1953. Complementó entonces su formación otros dos años adicionales en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova, y a su término consiguió una plaza como profesor de grabado en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano en 1957.

Durante sus estudios participó en varias excursiones con talleres prácticos de pintura organizadas por el Ministerio de Educación por el interior de Argentina. En una de aquellas excursiones fue cuando tomó contacto por primera vez con la música andina, y su interés por ella fue creciendo.

Ya en Buenos Aires, H. Miranda se inició en la música cantando tangos y algunas canciones del folklore tradicional en las fiestas de estudiantes o en las que surgían en su barrio. En 1957 participa en la sección argentina de la Bienal de Sao Paulo, y por esos años participa y gana varios concursos nacionales artísticos, como el Gran Premio de Honor de Grabado del Salón Nacional de Estudiantes de Artes Plásticas (1955).

Estos reconocimientos le permitieron ahorrar para su siguiente proyecto: en 1958 solicitó una excedencia para viajar a París y profundizar allí en su formación artística. Zarpó de Buenos Aires el 9 de enero de 1959 en el barco francés Claude Bernard. Tras 20 días de travesía marítima, el barco llegó al puerto de Le Havre el 29 de enero de 1959.








Primeros años en París (1959)

H. Miranda en su estudio de la calle Notre Dame de Nazareth.
Durante el primer año de su estadía en París, H. Miranda fue aprendiendo francés, frecuentando monumentos, museos y exposiciones artísticas. Tras unos meses sus recursos económicos se iban agotando. Había visitado algunas agencias publicitarias ofreciendo sus servicios, pero no consiguió contratos. Intentaba obtener algún dinero con trabajos puntuales como pintor de brocha gorda o carteles para fiestas. Ante lo precario de su situación económica, H. Miranda se decidió a cantar en las veredas y bulevares de París.

Pintando carteles para la Fiesta de las Naciones en la Ciudad Universitaria, H. Miranda conoció a un estudiante argentino apellidado Nicotra, que le propuso cantar con él, un guitarrista y dos bailarines representando a Argentina en esa Fiesta de las Naciones, con gran éxito. Pocos días después, Nicotra y Héctor actuaron ante el café El Madrigal y otras terrazas de los Campos Elíseos, con su guitarra y bombo. Comprobaron que su música era bien acogida por el público y que les permitía obtener algún dinero, pero tuvieron que suspender su actuación ante la amenaza de ser denunciados a la policía por un camarero. Como Nicotra se desanimó, no repitieron la actuación, pero H. Miranda pudo comprobar el gusto del público por la música argentina y las posibilidades de recurrir a ella como fuente de ingresos durante su estancia en París.

El 7 de julio en la noche acudió al café Old Navy, y conoció a Jorge Milchberg, músico argentino y futuro integrante de Los Incas, que le presentó al guitarrista Carlos Lozano. Tras varios ensayos, el 14 de Julio (fiesta nacional francesa) recorrieron las veredas y cafés de los Campos Elíseos con gran éxito y recaudación. Por entonces Héctor consiguió su primer trabajo en una importante agencia de publicidad como dibujante, con un sueldo que aseguraba su situación económica.

H. Miranda no abandonaba las artes plásticas, y expuso en la Primera Bienal de Arte de París. Por entonces fue relacionándose además con algunos artistas cinéticos franceses, como Yvaral o Morellet. En noviembre llegó a París otro pintor argentino conocido de Héctor: Rodolfo Krasno, que traía un charango para Héctor enviado por su hermana. Las actuaciones en la calle con Lozano se habían interrumpido hacía unos meses, y Héctor, ya con trabajo estable, había dejado de considerar la música como la solución de emergencia de su economía.




1960: Creación de Los Calchakis

H. Miranda con Fernando Leynaud en 1960.
El 3 de marzo de 1960, H. Miranda conoció al guitarrista y cantante Fernando Leynaud, que había arribado a París con un contrato para acompañar a Carmela, una cantante española que actuaba en la peña El Manouche del barrio latino. Allí actuaba también el artista cinético venezolano Jesús Soto, conocido de H. Miranda, y que le había recomendado buscar un guitarrista. Héctor acudió a escuchar a Leynaud y entablaron una buena amistad, que se tradujo inmediatamente en un dúo. Comenzaron los ensayos y poco después las exitosas actuaciones. Fernando Leynaud tocaba la guitarra y cantaba con registro de barítono; Héctor tocaba el bombo y cantaba de tenor.

Por entonces Héctor también conoció a la que terminaría siendo su esposa: Ana Mª García. Parisina hija de cantantes de ópera, había recibido clases de guitarra y canto. Trabajaba en la UNESCO, en el departamento encargado de recibir a los estudiantes latinoamericanos que llegaban a París con becas. Esto la había acercado a la cultura de aquellos países y se aficionó a su folklore, que acompañaba y cantaba con su guitarra. Héctor le propuso formar un trío con Fernando Leynaud y él, lo que fue gratamente aceptado por Ana Mª y comenzaron a ensayar. Ana Mª, con su magnífica voz, iba a significar un soporte muy importante en la calidad musical del conjunto en toda su trayectoria, firmando en él sus arreglos y composiciones con el seudónimo de “Huayta”, que significa "flor" en aymara.

Había que buscar nombre para el trío recién constituido. Recordando Héctor su estancia en los Valles Calchaquíes, propuso el nombre de "Los Calchaquís" para el trío. Aunque a partir de 1962, el trío se denominaría definitivamente "Los Calchakis".




H. Miranda seguía trabajando, pintando y exponiendo con su grupo de artistas en el Museo de Bellas Artes de Tel Aviv, Milán, etc. El 21 de junio de 1960 el trío Los Calchaquís debuta en el Festival Internacional de las Naciones. Se acompañaron de dos bailarines: Ángel Elizondo y la propia esposa de Leynaud, Beatriz. Su actuación fue premiada y muy exitosa, lo que resultó muy estimulante para ampliar el repertorio e incluso encargar atuendo de escena.

Debut de Los Calchaquis en La Guitare (1960).

Tras unas vacaciones, el conjunto reanudó su actividad y al cabo de pocos meses surgió la oportunidad de tocar de forma regular y remunerada. Así, en noviembre, Los Calchaquís comenzaron sus actuaciones nocturnas en La Guitare, una peña de moda donde alternaban sus actuaciones de música y baile.




1961: La Candelaria

Durante el año 1961 Los Calchaquís continuaron sus pases nocturnos en La Guitare, compaginándolos con el trabajo regular de sus miembros durante el día. H. Miranda seguía en la agencia de publicidad y pintando para exposiciones del GRAV. A finales de año Los Calchaquís realizaron su primera grabación, un EP de cuatro canciones de navidad argentinas.

Ya a principios de 1962 Los Calchaquis grabaron su primer LP corto con el sello “Le Chant du Monde” con con canciones de A. Yupanqui (consultar discografía).

Poco después de esta grabación, Fernando Leynaud decidió regresar a Buenos Aires y dejar el trío. Para resolver la situación, reemplazaron a Leynaud por el guitarrista Pedro “el Belgicano”. En el plano pictórico, Héctor participa en agosto y septiembre en la exposición “El Arte Latinoamericano en París” del Museo de Arte Moderno de París.

Al regresar a París, el ahora dúo Los Calchaquís fue contratado para actuar en una peña del barrio latino: La Candelaria, donde alternaban en escena con músicos muy notables, como Violeta Parra y sus hijos Isabel y Ángel, Los Changos (dúo del quenista argentino Alfredo de Robertis y Ramón Esteban) o Los Caracas (grupo venezolano de los hermanos Guerra). Prácticamente todos los artistas latinoamericanos notables de paso por París actuaron en La Candelaria, Atahualpa Yupanqui inclusive. Su propietario, creador y director era Miguel Arocena, gerente del Café teatro de L’Odéon, y que también cantaba en La Candelaria acompañado por el guitarrista argentino Jorge Etcheverry. Héctor y Ana Mª necesitaban un guitarrista para recomponer el trío, y Etcheverry les gustaba más que “el Belgicano”. Este accedió a acompañarles en el teatro y las actuaciones (primeras de Los Calchakis en un gran escenario, fuera de las pequeñas peñas), se resolvieron con éxito.

La peña de La Candelaria resultaría muy importante en la evolución del conjunto. El día de su debut conocieron a Violeta Parra, que elogió su calidad y establecieron una inmediata amistad. El lugar llegó a ser un semillero de artistas, y no solo del ámbito musical. Además de potenciar la carrera de Los Calchakis, también lo haría con la futura de Ana Mª en el canto lírico, pues en La Candelaria Arocena le presentó al compositor operístico Gian Carlo Menotti, que la contrató para cantar algunas de sus obras.




1963: Televisión y nuevos proyectos


Durante 1963 la actividad del grupo se mantuvo exitosamente en La Guitare y otras peñas y contratos, alternando sus actuaciones en forma de dúo y trío. En agosto Héctor y Ana Mª contrajeron matrimonio y en noviembre tuvieron su primera actuación en la televisión, en el programa “Le Grand Voyage” de Jean Thévenot. Comenzaron por entonces a actuar en una importante y prestigiosa peña, La Contrescarpe, obteniendo un gran éxito y buenas críticas en los periódicos; sus actuaciones continuarían allí los siguientes años. El éxito y popularidad de Los Calchakis iba en aumento. También en este año conocieron al músico y compositor paraguayo Nicolás Pérez González, llegado a Europa en 1960 y excelente intérprete de instrumentos de cuerda. El músico asunceno comenzó a colaborar con el dúo, especialmente en conciertos y grabaciones, y más tarde se incorporó a la plantilla fija del conjunto cuando pasó a ser cuarteto y quinteto.

El matrimonio Miranda con Nicolás Pérez Gonzalez, natural de Asunción (Paraguay).

En este periodo, Ana Mª y Héctor exploraron otras formas paralelas y simultáneas de hacerse conocer ante el público, y adaptándose a las modas del momento, grabaron un par de LPs con el nombre artístico de María et Santiago, y uno más como "Los Pamperos" (consultar discografía).


Pero esa línea pronto llegó a su término, pues por entonces la casa discográfica Arion tenía el proyecto de realizar una colección de discos dedicados a la música tradicional de los distintos países latinoamericanos. El de Argentina ya había sido grabado por Alfredo de Robertis, y el de Chile por Violeta Parra. Fue esta última quién presentó Los Calchakis a la directora de Arion, Ariane Ségal, que les propuso grabar el año siguiente los volúmenes dedicados a Bolivia y Perú. Ana Mª colaboró además por separado en el dedicado a Colombia con Los Guacharacos. En el plano artístico-plástico, Héctor expone este año en el Museo de Bellas Artes de Zagreb.




1964: La Flûte Indienne

En marzo de 1964 Los Calchakis grabaron los discos dedicados a Perú y Bolivia con el quenista francés Guillermo de la Roca, que acompañaría al conjunto en los sucesivos lanzamientos discográficos.


Las actuaciones y galas eran cada vez más demandadas, y dependiendo de su disponibilidad llegaron a contratar artistas como Juan Golicki, Sergio Cuevas, Gerardo Servín, o Mauricio Fernández. Las apariciones en televisión se hacían más frecuentes, no solo en Francia sino también en Argentina. H. Miranda tomó clases de canto con el maestro Pencini para perfeccionar su voz. También aprendió a tocar algunas flautas andinas. Respecto a su actividad pictórica, Héctor participa este año en la exposición “Nouvelle Tendance” del pabellón de Marsan del Museo del Louvre.


En el año 1965 Los Calchakis conocen a un guitarrista y estudiante de arquitectura en París, natural de Mogente (España): se trataba de Gonzalo Reig, que comenzó a colaborar con Los Calchakis cuando los compromisos líricos de Ana Mª le impedían actuar. También por entonces se incorporó de forma ya estable Nicolás Pérez González, constituyéndose así un trío con H. Miranda. Este último firmaba por entonces sus letras y composiciones con el seudónimo “Amaru”, que más tarde sustituiría por el de “Calchay”.

En 1966 Ariane Ségal comunicó a Los Calchakis que Arion iba a abandonar los discos de 25 cm y volcarse en los LP de 30 cm. Héctor le propuso hacer uno dedicado a las flautas andinas. Barclay rechazó la idea, pero Ségal impuso su criterio y así nació el LP “La Flûte Indienne”, de nuevo con Guillermo de la Roca. El disco, editado en más de 30 países, se convirtió muy pronto en un súper ventas: más de 600.000 ejemplares vendidos).

Los Miranda con Ariane Ségal en 2001, diez años antes de su fallecimiento.




Finales de los 60

El gran éxito de “La Flûte Indienne” trajo consigo la grabación de dos discos anuales en los tres años siguientes.
El matrimonio Miranda se instaló este año en la que sería su residencia definitiva en París. Ana Mª ya comenzaba una brillante carrera lírica internacional, y sus arreglos musicales y composiciones para Los Calchakis comenzaron a ser firmados por ella con el seudónimo “Huayta”.

En febrero de 1968 Los Calchakis actuaron en los Juegos Olímpicos de Invierno en Grenoble. A su regreso seguían actuando en La Candelaria, que se encontraba cercana al centro neurálgico de las protestas del Mayo del 68, y que finalmente tuvo que cerrar temporalmente a causa de los disturbios. Ana Mª actuaba ya en papeles de óperas notables, participando en festivales líricos incluso fuera de Francia, y sus ausencias iban consolidando el grupo en forma de trío entre Héctor, Nicolás Pérez González y Gonzalo Reig. Con todo, en esta época, y hasta 1970, la estructura del conjunto no era estable. En función de las necesidades de los programas, actuaciones o grabaciones se incorporaban temporalmente músicos concretos (flautistas, arpistas, percusionistas de marimba…), acompañados por el resto del grupo.

En 1969 continuaron sus grabaciones de LPs, incluyendo ahora a Alfredo de Robertis.

H. Miranda conoce a un joven músico chileno que comenzaba sus actuaciones en La Candelaria. Se trataba de Sergio Arriagada, que había estudiado violoncello en el conservatorio de Santiago de Chile y era un excelente flautista e instrumentista. El conjunto estaba en un momento de evolución estructural importante: La carrera lírica de Ana Mª era cada vez más exigente y su éxito en ese campo le iba a imposibilitar participar en Los Calchakis de forma sostenida. Héctor ya conocía a buenos músicos que habían colaborado con el grupo en galas y grabaciones, y había decidido ampliar el trío que formaba con Nicolás Pérez y G. Reig a un cuarteto, incorporando a Arriagada en septiembre de 1969, poco después de grabar el Disco de Oro que sería editado al año siguiente.

En 1970 H. Miranda viaja al Perú y Bolivia para conocer in situ los países originales del Imperio Inca y profundizar en el conocimiento de su folklore.

Además decide abandonar el arte cinético y explorar nuevos estilos más figurativos, en los que incorporará a veces elementos del arte precolombino. Es en esta nueva época en la que el director de Los Calchakis repara en un detalle del arte prehispánico de México que le subyuga especialmente por sus trazos y sencillez: se trata de un ave estilizada en vuelo, y con alguna modificación por su parte, la transforma en el logotipo del conjunto. Por entonces sale editado el tercer volumen de “La Flûte Indienne” , grabado el año anterior poco antes de la entrada de S. Arriagada al grupo. El nuevo disco ya incorpora en su carátula el llamado “pájaro Calchaki”.

Héctor había decidido transformar el cuarteto en quinteto incorporando a Rodolfo Dalera, un músico argentino por entonces aún poco conocido al que el director animaba a venir a París.

Los Calchakis en la iglesia monumental de La Madeleine en 1970

Ese año de 1970 Los Calchakis dieron conciertos en Italia, Suiza y Suecia, pero otro de ellos resultó histórico en la evolución del grupo: en octubre, en la monumental iglesia parisina de La Madeleine y ante 2000 personas, interpretaron un programa folklórico en la primera parte y la Misa Criolla del compositor A. Ramírez en la segunda, cantada por un coro con Ana Mª Miranda como solista.




Años 70: el esplendor

H. Miranda con Salvador Dalí y Gala.
Ya con Dalera incorporado y con el quinteto constituido, Los Calchakis continuaron con una impresionante agenda de conciertos por los cinco continentes. H. Miranda estimaba en unos 3500 conciertos interpretados por el conjunto hasta el año 2006, de los que un buen número se llevaron a cabo en ese intenso lustro. Durante su prolongada existencia fueron recibiendo numerosos premios, participaron con frecuencia en programas de televisión y, por supuesto continuaron con sus grabaciones y edición de LPs (consultar discografía)

En 1973 G. Reig abandonó el grupo, sustituyéndole el argentino Fernando Vildósola. Unos meses más tarde, el golpe de estado de Pinochet en Chile hizo a H. Miranda plantear un disco de forma diferente a los anteriores, en los que habían predominado claramente los temas instrumentales. El nuevo LP sería muy vocal, recurriendo a poesías de contenido social de poetas latinoamericanos (Neruda, Vallejo, etc). Como director prefirió evitar una canción política “agresiva”, pero sí con versos de mensaje social. La apuesta era arriesgada para el público francés, con el que los temas instrumentales funcionaban bien. Así nació en 1974 “El canto de los poetas rebeldes”. Canciones como Vasija de barro, Recuerdo o La muralla pasaron a ser temas clásicos en el repertorio de Los Calchakis, y se hicieron muy populares en España en los años de la transición democrática. Tras la edición de este disco, R. Dalera regresó a Argentina y México para crear su grupo propio: Los Chaskis, y se hizo necesario su reemplazo. Era una oportunidad también de conseguir un músico con una voz de tenor que permitiese cantar la Misa Criolla sin tener que recurrir a la ayuda de Ana Mª Miranda, en pleno desarrollo de su actividad lírica y con numerosos compromisos internacionales. El cantante elegido fue el argentino Héctor “Chango” Manzo llegado de Barcelona tras integrar el grupo Los Huancas y América Joven.

El reformado quinteto (Miranda, Pérez González, Arriagada, Manzo y Vildózola, a veces sustituido por Lucio Saavedra) continuó con su agenda incesante de conciertos internacionales y grabaciones en los dos años siguientes.


En el plano pictórico, H. Miranda continuaba elaborando sus cuadros entre concierto y concierto. En estos años 70 ya había abandonado las tendencias cinéticas de los 60, explorando estilos más figurativos y creando composiciones con motivos de inspiración precolombina. Su intensa actividad musical le apartó temporalmente de las salas de exposición, utilizando algunos de sus dibujos y cuadros para ilustrar las carátulas de sus discos y los de su esposa Ana Mª.


1976 traería una grave crisis en el conjunto por discrepancias en la gestión, repertorio y línea musical del mismo. Los cuatro músicos decidieron retirarse del grupo y fundar uno propio: Ayacucho, dejando solo a H. Miranda, propietario del nombre y marca de Los Calchakis. Para resolver los compromisos y contratos firmados, Héctor recompuso rápidamente el conjunto incorporando al grupo Los Taitas, dirigidos por el argentino Aldo Ariel, que a Héctor le parecía tenía buenas potencialidades pero con una gestión mejorable.




Segunda época

Así comenzaría una nueva y prolongada fase de Los Calchakis; junto a A. Ariel, desfilaron diversos músicos como José Martí, S. Arriagada (que regresó al grupo a los pocos años, cuando dejó su plaza José Martí), Alberto Rodríguez, Osvaldo Montes, Raúl Maldonado, Enrique Capuano, Lucio Saavedra, Carlos Morales, etc. En algunos años de la década de los 80 el conjunto llegó a constituirse en sexteto, antes de regresar de nuevo a su estructura de quinteto.

Con Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa.

En 1976 salía editada la cantata “Mundo Nuevo”, en la que tras unos del años de ausencia, Ana Mª regresó al grupo reconstruido para colaborar con su magnífica voz. El nuevo formato de la cantata tendría mucho éxito desde entonces, recurriendo a coros profesionales o aficionados de los lugares en que daban conciertos. En años venideros los miembros de Los Calchakis compondrían nuevas cantatas, que combinan en sus espectáculos con temas folklóricos y canciones de su repertorio hasta la actualidad.

1978: Aldo Ariel, H. Miranda, José Martí, Osvaldo Montes y Alberto Rodríguez.

La buena acogida de la cantata se tradujo en la composición de diversas cantatas adicionales (Hombre Libre -1982-, Eldorado -1992-, Condorkantay, Tierra Herida -2008- y Destino Patagonia -2018). Las letras de ellas, a excepción de Destino Patagonia, fueron escritas por H. Miranda, una manifestación más, la literaria, de sus facultades artísticas. No solo escribió las letras de estas cantatas, sino las de algunas canciones, poemas, etc. Algunos de sus escritos fueron publicados en el álbum impreso “Poemas en Colores” (Héctor Miranda, 2000); otros fueron musicalizados e incorporados al repertorio del conjunto en forma de canciones.

Ya en los años 90, la reducción en su número de conciertos y grabaciones le permitió retomar las exposiciones de sus cuadros. En 1992 expone en la Galería Arte Viva (Levallois), en el Espace Latino-American (París, 1992-1993) y en la Galería de Arte del Aeropuerto de Orly. En 1995 su cuadro La Caída del Imperio Inca (“La chute de l’Empire Inca”) recibió el primer premio del XI Salon des Artistes Peintres (Mairie de Paris). Llegado al siglo XXI, su actividad pictórica se fue reduciendo.

Tras el disco de la "Cantata Mundo Nuevo", en los años siguientes Los Calchakis grabaron 8 LPs entre 1978 y 1985. A partir de ese año, los LPs en vinilo se abandonaron y las nuevas grabaciones pasaron al formato CD.





Últimos años

En el año 2000, H. Miranda publicó en autoedición una colección de láminas de sus cuadros de estilo figurativo, acompañados de poemas de su creación. Algunos de ellos formaron parte de canciones y cantatas de Los Calchakis.

Ya en el siglo XXI la actividad musical y pictórica de H. Miranda se fue reduciendo, lo que no impidió que Mme. Peirs le concediese la Medalla del Mérito Francés, o que Los Calchakis continuasen sus conciertos en iglesias y salas en diversos lugares del mundo, incluso en grandes cruceros. Héctor escribe en 2004 un libro de memorias, en formato de entrevista y diálogo por parte de su esposa Ana Mª Miranda: La Memoria Cantando (“La memoire en chantant”), actualizado dos años después en su traducción al español impresa en Buenos Aires. En el plano discográfico, a partir del año 2000 se editaron algunos discos recopilatorios o reediciones; tras terminar su larga exclusividad con Arion salieron nuevos discos a la luz en su sello propio Abra Pampa, uno con el repertorio habitual de Los Calchakis en sus conciertos en vivo, y una nueva cantata: Tierra Herida (2010), que recoge en sus rimas el preocupante deterioro del planeta.

En 2011 H. Miranda decide grabar un nuevo disco un tanto especial. Recordando los orígenes de los 60, la nueva grabación recupera esa estructura de trío. Para ello la pareja recurre al más joven miembro de Los Calchakis: Pablo Urquiza. En este CD “Flash Back” interpretan algunos temas clásicos: Llama del altiplano, Arroyito campesino, Palomita torcarcita… e incluso de sus experimentos como “María y Santiago” (Quirpa llanera), aunque otras son melodías nuevas. Fue el último disco grabado por H. Miranda, que concedió al autor de estas líneas el honor de ilustrar su carátula con una fotografía de las islas de los Uros, en el lado peruano del lago Titicaca.


Un problema circulatorio ocular impidió a H. Miranda participar regularmente en los conciertos de Los Calchakis desde 2016. A causa de una caída y operación posterior, su estado de salud tuvo una grave complicación en 2017. Falleció finalmente en París el 23 de octubre de 2018, a los 88 años de edad. Fue incinerado en el Crematorium Pere-Lachaise de París el 27 de octubre.


Actualmente el gran legado de H. Miranda: Los Calchakis, sigue activo, dirigidos ahora por el miembro más veterano del conjunto: S. Arriagada, junto con los argentinos Enrique Capuano, Pablo Urquiza, Osvaldo Muslera y Mario Contreras.




Biografía y enlaces de interés

3 comentarios:

  1. El grupo que me formó el grupo más importante para mí amo a Héctor Miranda y al grupo calchaquís por encima de todos los grupos no hago a un lado quilapayún o al intimani que son enormes pero que la intimani siguen cosechando su canción política para mí calchaquíes fue la base de la música sudamericana para todos los que hacemos folclo
    r latinoamericano

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